Mi madre no para de decirme, cada vez que ve mis manos agrietadas por el frío, que me ponga guantes, que me eche crema hidratante, que si este jabón, que si el de más allá... y en realidad sólo necesitan otras manos que las estrechen. Suelo preguntarme a menudo qué pasaría si apareciesen esas manos. Seguramente las mías sanarían, y si ese no fuera el caso, ¿qué importaría? ¿qué importarían mis manos ásperas si tengo las suyas?. Desde hace un tiempo, todo lo podrían solucionar otras manos, otros ojos, otros labios, otros brazos...
Pues vaya mierda, esto de la no-autosuficiencia.
2 comentarios:
Con lo bueno que es no necesitar otra persona...
hola!
me ha encantado tu entrada, bueno, y en general tu blog ^^
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