Es difícil escribir, ahora que sé que me lees, y me acompañas casi de noche y caminamos con mucho cuidado. Y la lluvia es más fina, y me muerdo los dedos de los nervios que no tengo, y duermo mucho menos que antes (que apenas dormía) y hacen juego tus párpados y los míos, de color violeta.
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