domingo, 7 de febrero de 2010

La felicidad.






Hay veces en las que el espacio y el tiempo se confunden, o más bien dejan de existir.

Veces en las que las emociones salen de nosotros mismos, de nuestro cuerpo demasiado pequeño para contenerlas, y nos miran. Ocupan el aire y nos envuelven, siempre y nunca, en esos días y en esas horas que no existen.






2 comentarios:

L dijo...

Anda enchotada, ¡colacadín y pa la cama!



Jajajaja.

Alex Maladroit dijo...

Y te callas, en esos momentos te callas.

Es curioso, hago caritas a la pantalla porque me veo reflejada en ella (sic).